jueves, 23 de mayo de 2013

“EL ESPÍRITU SANTO”



 Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal.
El Espíritu Santo, el don de Dios
"Dios es Amor" (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado". (Rom 5,5).
Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo, "La gracia del Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros." 2 Co 13,13; es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado. Por el Espíritu Santo nosotros podemos decir que "Jesús es el Señor ", es decir para entrar en contacto con Cisto es necesario haber sido atraído por el Espíritu Santo.
Mediante el Bautismo se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el Espíritu Santo.
Vida de fe. El Espíritu Santo con su gracia es el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva. El es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Sin embargo, es el "último" en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del Designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Sólo en los "últimos tiempos", inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, es cuando el Espíritu se revela y se nos da, y se le reconoce y acoge como Persona.
El Paráclito. Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
Espíritu de la Verdad: Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado.
El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación.
Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.

Símbolos

Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
·         Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
·         Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.
·         Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
  • Nube y luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
·         Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.
  • La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".
·         La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.

jueves, 9 de mayo de 2013

Misa por el Día de la Madre




Monición de entrada:

            En este mes de Mayo dedicado a la Virgen hacemos hoy una memoria especial de ella y pedimos por todas las madres del mundo, especialmente por las mamás dominicas, para que la Virgen sea su modelo, su consuelo y su ayuda. 
Queremos que esta eucaristía sea hoy acción de gracias por nuestras madres. Siempre las hemos tenido a nuestro lado y a ellas les debemos lo que somos y tenemos. Danos un corazón grande para perdonar sus fallos, agradecer lo que nos dan y amarlas como se merecen. 

Nos ponemos en pie para recibir al celebrante.


Peticiones de perdón:

-          Por las veces que hemos exigido a nuestras madres más de lo que nos pueden dar y les hemos hecho sufrir. SEÑOR, TEN PIEDAD.
-          Por las veces que hemos engañado a nuestras madres, por las veces que hemos abusado de su confianza. CRISTO, TEN PIEDAD.
-          Por las veces que no las hemos entendido ni hemos sabido ponernos en su lugar. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Ofrendas:

Con el vino y el pan llevamos hoy al altar tantas cosas recibidas de nuestras madres y que sería imposible enumerar aquí: el primer alimento, las primeras letras, tantas noches sin dormir, su preocupación constante, su paciencia y su gratuidad en todo.

Con las flores, todo lo bello que de ellas hemos recibido, nuestras virtudes y bondades. 
           
         Traemos todas estas cosas ante Ti, Señor, porque sabemos que todo lo bueno que hay en este mundo viene de Ti y Tú lo santificas en la mesa del altar, bendice el amor de nuestras madres y hazlas  cada día más parecidas a la Virgen.

Peticiones:

1)    Por la Iglesia, por la paz en el mundo, por todos los que sufren dolor e injusticia. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2)    Por todas las madres del mundo, para que vivan su maternidad como una vocación y sepan hacer de sus hijos niños felices y adultos responsables. ROGUEMOS AL SEÑOR

3)    Por todas las madres que están sufriendo porque no pueden alimentar a sus hijos o no pueden darles una educación, para que terminen sus angustia. ROGUEMOS AL SEÑOR

4)    Por todas las mujeres embarazadas que por distintas razones tienen miedo de tener un hijo, para que reciban mucha fuerza y valentía, para que la confianza en Dios les ayude a no cometer jamás el crimen del aborto. ROGUEMOS AL SEÑOR

5)    Por todas nuestras madres, para que reciban paz, consuelo y alegría, para que se superen cada día y sigan avanzando por el camino de la santidad. ROGUEMOS AL SEÑOR

6)    Por todas las madres que ya no están entre nosotros para que no nos cansemos de dar gracias por ellas y le pidamos su ayuda, pues ya gozan de la felicidad del cielo. ROGUEMOS AL SEÑOR

7)    Por todos nosotros, para que seamos hijos agradecidos, pacientes, generosos y responsables de nuestros padres. ROGUEMOS AL SEÑOR

Oración después de la comunión:
            
En esta celebración queremos que nuestra acción de gracias sea por nuestras madres, por la mía y por la de  cada uno de los que estamos aquí. Un gracias muy grande a Dios por la mujer que tuvo el coraje de llevarnos nueve meses en su seno y que no se ha separado de nuestro lado. MAMÁ:
-          Gracias por tu dedicación
-          Gracias por tus consejos
-          Gracias por tus noches y sus días
-          Gracias por tu paciencia
-          Gracias porque a pesar de no estar de acuerdo en todo siempre nos entiendes
-          Mamá. Gracias por todo

 Señor, da a nuestras madres salud y alegría. Dales todo lo que se merecen y que tantas veces no sabemos agradecer. Gracias por darme una madre, Señor.


“MARÍA: MODELO DE MADRE ”



            María (en arameo, מרים, 'Mariam') fue una mujer judía de Nazaret en Galilea que vivió entre finales del siglo I a.C. y la primera parte del siglo I d.C. Según la narración bíblica en el Nuevo Testamento, y según el Corán, María fue la madre de Jesús de Nazaret.
En el cristianismo, María aún era virgen cuando, tras la Anunciación, supo que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Por esto, a menudo se le llama la «Virgen María» o «la Virgen», en las Iglesias ortodoxas, coptas, en la Comunión anglicana y en otras denominaciones cristianas. En el catolicismo y en las ortodoxas se le atribuyen facultades de intercesión ante Dios, siguiendo a San Ireneo (siglo II) y lo narrado en el evangelio de San Juan sobre las bodas de Caná; y se le llega a dar devoción que se expresa en diversas dogmas marianos, por lo cual los católicos la llegan a llamar «Santísima Virgen María» y «Madre de Dios» o "Theotokos", en griego, como dicen las iglesias ortodoxas.  En el islam se usa su nombre árabe: Maryam o "Miriam".



El nombre de María

Para los hebreos el nombre no era un simple apelativo; estaba íntimamente ligado a la persona. Por ello usaban nombres que describirían la personalidad, el carácter; así, era muy usada la expresión "su nombre será tal" cuando se quería designar una misión o carácter especial al niño por nacer.
María es un nombre conocido en el Tanaj o Antiguo Testamento por haber sido nombre de la hermana de Moisés y Aarón, originalmente escrito como Miryām. La versión de los Setenta lo menciona como Mariám (Mαριαμ); el cambio en la primera vocal refleja la pronunciación corriente, la del arameo que se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo. Al igual que con los nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de María no se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego del Nuevo Testamento, en la versión de los Setenta, el nombre usado era Mariám. María sería probablemente la forma helenizada de la palabra.  Aunque en la Edad Media se le buscó significados más piadosos que exactos, bajo los actuales descubrimientos arqueológicos, "Alteza" o "Ensalzada" son los significados más cercanos al nombre de origen hebreo.
María es asimismo conocida como "Estrella de los Mares" o "Estrella del Mar" (Stella Maris). Dicho nombre procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento, del primer Libro de los Reyes 18:41-45. María es mencionada por su nombre por primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el evangelio según san Marcos, pero de forma tangencial. En el evangelio según san Mateo se la menciona con motivo de la narración de la concepción milagrosa de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto. Aquí el evangelista Mateo menciona que es María aquella de quien habló el profeta Isaías al decir:
«la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros».
El evangelio según san Lucas es el que más datos da sobre María, al desarrollar con más detalle los temas de la infancia de Jesús, la Anunciación, la Visita a Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de Jesús en el Templo (aquí el anciano Simeón le profetiza: «a ti misma una espada te atravesará el corazón», aludiendo al dolor de María durante la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su hallazgo en el templo. También, dice que María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. En el evangelio según san Juan, Jesús hace su primer milagro a petición de ella, en Caná. Y en la cruz, la entrega como madre al discípulo amado, y él es entregado a María como hijo.

Padres y familia

La tradición cristiana ha considerado a Joaquín y Ana como los progenitores de María. Estos nombres están tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y antiguos. Esta asunción ha sido punto de referencia para muchos datos piadosos sobre la vida de la Virgen María.
Para los cristianos y, con mayor énfasis, en la teología católica, ortodoxa y anglicana, se ponen de manifiesto un conjunto de "paradojas marianas" que sólo pueden ser contempladas en el marco de la fe, ya que forman parte del "misterio mismo de Dios, que quiso hacerse niño". Esas paradojas fueron recopiladas por Castán Lacoma, y hacen referencia a las gracias extraordinarias de las que fue depositaria María, en orden a su maternidad. Por ser la madre de Cristo –considerado el Verbo encarnado, Dios mismo–, María es:
·         la que "dio el ser al creador de todo",
·         la que "engendró al mismo que la había creado a ella",
·         la que existía antes que Dios... se encarnara,
·         la que encerró en su seno al Inmenso e Infinito,
·         aquella que encerró en sus entrañas a quien no cabe en todo el mundo,
·         la que sostuvo en sus brazos al que todo lo sustenta,
·         la que tuvo obligación de ejercer vigilancia materna sobre el que todo lo ve,
·         la que tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todos,
·         la que tocó los confines de quien no tiene fin.



Repercusión de María en el mundo actual

En 1999, una investigación realizada por el periódico británico The Guardian en la que se efectuó un análisis computarizado del inventario de libros de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos con sede en Washington, D.C., concluyó que, «si la celebridad de un individuo consiste en que se escriba un libro sobre él, [...] Jesucristo es aún el personaje que goza de más fama en el mundo actual.» En efecto, se contabilizaron 17.239 obras acerca de Jesús, casi el doble que de William Shakespeare, quien alcanza el segundo lugar. Entre las mujeres, la Virgen María alcanza el 7° lugar en general aunque, de hecho, ella es la única mujer que se ubica en uno de los 30 primeros puestos. Con los 3.595 libros dedicados a ella, supera en casi 5 veces a su inmediata seguidora, Juana de Arco