María (en arameo, מרים, 'Mariam') fue
una mujer judía de Nazaret en Galilea que vivió entre
finales del siglo I a.C. y la primera parte del siglo I d.C. Según la narración bíblica en el Nuevo Testamento, y según el Corán, María fue la madre
de Jesús
de Nazaret.
En
el cristianismo, María aún era virgen cuando, tras la Anunciación, supo que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Por esto, a menudo
se le llama la «Virgen María» o «la Virgen», en las Iglesias ortodoxas, coptas, en la Comunión
anglicana y en otras denominaciones cristianas. En el catolicismo y en las ortodoxas se
le atribuyen facultades de intercesión ante Dios, siguiendo a San Ireneo (siglo
II) y lo narrado en el evangelio de San Juan sobre las bodas de Caná; y se le
llega a dar devoción que se expresa en diversas dogmas marianos, por lo cual los
católicos la llegan a llamar «Santísima Virgen María» y «Madre de Dios» o
"Theotokos", en griego, como dicen las iglesias ortodoxas. En el islam se usa su nombre árabe: Maryam o "Miriam".
Para
los hebreos el nombre no era un
simple apelativo; estaba íntimamente ligado a la persona. Por ello usaban
nombres que describirían la personalidad, el carácter; así, era muy usada la
expresión "su nombre será tal" cuando se quería designar una misión o
carácter especial al niño por nacer.
María
es un nombre conocido en el Tanaj o Antiguo
Testamento por haber sido nombre
de la hermana de Moisés y Aarón, originalmente
escrito como Miryām. La
versión de los Setenta lo menciona como Mariám (Mαριαμ); el cambio en la primera
vocal refleja la pronunciación corriente, la del arameo que se hablaba en Palestina antes del nacimiento
de Cristo. Al igual que con los
nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de María no
se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron
puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego
del Nuevo Testamento, en la versión de los
Setenta, el nombre usado era Mariám. María sería probablemente la forma
helenizada de la palabra. Aunque en la Edad Media se le buscó
significados más piadosos que exactos, bajo los actuales descubrimientos
arqueológicos, "Alteza" o "Ensalzada" son los significados
más cercanos al nombre de origen hebreo.
María
es asimismo conocida como "Estrella de los
Mares" o "Estrella del
Mar" (Stella Maris). Dicho nombre procede de la interpretación de
un pasaje del Antiguo
Testamento,
del primer Libro de los Reyes 18:41-45. María es mencionada por su nombre por
primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el evangelio según san Marcos, pero de forma
tangencial. En el evangelio según san Mateo se la menciona con
motivo de la narración de la concepción
milagrosa de Jesús y de su nacimiento y
huida a Egipto. Aquí el evangelista Mateo menciona que es María aquella de
quien habló el profeta Isaías al decir:
«la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a
quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: "Dios con
nosotros».
El evangelio según san Lucas es el que más datos da
sobre María, al desarrollar con más detalle los temas de la infancia de Jesús,
la Anunciación, la Visita a Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de
Jesús en el Templo (aquí el anciano
Simeón le profetiza: «a ti misma una espada te
atravesará el corazón», aludiendo
al dolor de María durante la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su
hallazgo en el templo. También, dice que María
conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. En el evangelio según san Juan, Jesús hace su primer
milagro a petición de ella, en Caná. Y en la cruz, la
entrega como madre al discípulo amado, y él es entregado a María como hijo.
Padres y familia
La
tradición cristiana ha considerado a Joaquín y Ana como los progenitores
de María. Estos nombres están tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y antiguos.
Esta asunción ha sido punto de referencia para muchos datos piadosos sobre la
vida de la Virgen María.
Para
los cristianos y, con mayor énfasis, en la teología católica, ortodoxa y
anglicana, se ponen de manifiesto un conjunto de "paradojas marianas"
que sólo pueden ser contempladas en el marco de la fe, ya que forman parte del
"misterio mismo de Dios, que quiso hacerse niño". Esas paradojas
fueron recopiladas por Castán Lacoma, y hacen referencia a las gracias
extraordinarias de las que fue depositaria María, en orden a su maternidad. Por
ser la madre de Cristo –considerado el Verbo encarnado, Dios mismo–, María es:
·
la que "dio el ser al creador
de todo",
·
la que "engendró al mismo que
la había creado a ella",
·
la que existía antes que Dios... se
encarnara,
·
la que encerró en su seno al Inmenso
e Infinito,
·
aquella que encerró en sus entrañas
a quien no cabe en todo el mundo,
·
la que sostuvo en sus brazos al que
todo lo sustenta,
·
la que tuvo obligación de ejercer
vigilancia materna sobre el que todo lo ve,
·
la que tuvo a su cuidado al Dios que
cuida de todos,
·
la que tocó los confines de quien no
tiene fin.
En
1999, una investigación realizada por el periódico británico The Guardian en la que se efectuó
un análisis computarizado del inventario de libros de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos con sede en
Washington, D.C., concluyó que, «si la celebridad de un individuo
consiste en que se escriba un libro sobre él, [...] Jesucristo es aún el personaje
que goza de más fama en el mundo actual.» En efecto, se
contabilizaron 17.239 obras acerca de Jesús, casi el doble que de William
Shakespeare,
quien alcanza el segundo lugar. Entre las mujeres, la Virgen María alcanza el
7° lugar en general aunque, de hecho, ella es la única mujer que se ubica en
uno de los 30 primeros puestos. Con los 3.595 libros dedicados a ella, supera
en casi 5 veces a su inmediata seguidora, Juana de Arco.
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